Muy populares por los 80's, los intrépidos paracaidistas. Eran baratos por lo que las pérdidas en sus arriesgadas operaciones eran asumibles por el bolsillo. desde luego se nos cansaba el brazo de lanzarlos al aire. Lo suyo era tirarlos desde el balcón y que tus amiguetes lo recogieran abajo. No tenía mucha ciencia, pero aún así incluían "instrucciones". Y cómo se enredaban las cuerdecillas. Generalmente estos paracaidistas terminaban embarcados en algún balcón ajeno, colgados de una rama o un cable aéreo, emulando al popular paracaidista colgado del campanario de la iglesia de Sainte-Mère-Église, pueblecito del sur de Normandía. John Steele se llamaba este paracaidista, participante en la operación Overlord y que junto a un grupo de compañeros tuvo la mala suerte de caer sobre el mismo pueblo, quedando enganchado y haciéndose el muerto durante más de dos horas, contemplando como los alemanes acababan con sus compañeros como si de una cacería de patos se tratara. Sobrevivió a la guerra y fue ciudadano de honor de este pueblo al que regresó tras la guerra. Hoy se mantiene su recuerdo con una figura del paracaidista y un paracaídas enganchado en el pináculo del campanario. Este hecho se recrea en la película "el día más largo".
En la espalda de estos héroes podíamos poner alguna piedrecilla para aumentar el peso y que cayeran con más aplomo. Pobres....
La figura del paracaidista en el campanario de la iglesia de Sainte-Mère-Église
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