Me ha resultado singular ver de nuevo jugar a los niños en el cole al trompo, aunque unos "trompos" algo diferentes a los que usamos nosotros, mucho plástico y lucecitas, quizás más "seguros" que nuestras "bestias" de madera con punta "carnicera" afilada destinada a machacar los trompos que bailaban prisioneros dentro de la "olla", decorados con los esmaltes de uñas escamoteados a nuestras madres y con los rotuladores carioca o potombo, de vivos colores, protegidos con chinchetas claveteadas en su coronilla..... Y es que en el albero dibujabas el círculo al que llamábamos la "olla", depositabas los trompos de "papagache", los que intentabas sacar de la olla con tus trompos "buenos" bien por impacto directo que lo sacara de la olla, bien por empujón de tu trompo al que hacías bailar en tu mano después de haberlo levantado en el aire con la cuerda desde el suelo sin dejar de girar.....cuanta habilidad. pero hay de ti si tu trompo favorito se quedaba bailando fijo dentro de la olla, se convertía automáticamente en el blanco de los contrincantes, ávidos en dejarte marcado el trompo de un certero puazo, si no lo perdías, claro.
El trompo es nuevo, las canicas 100% veteranas unas compradas, otras ganadas.
Ese palito de madera marcaba, delimitaba el ancho de la carretera, formaba los obstáculos, los fosos, puentes, etc....de los circuitos de "cross" para las carreras de chapas.
Si te salías del circuito, vuelta a empezar. también ese palito de helado dibujaba el terreno de juego para un emocionante partido de fútbol con chapas. A esas chapas en un momento determinado les añadimos los jugadores, nosotros mismos nos los dibujábamos, hacíamos nuestros equipos y todo era bastante creativo, un Subbuteo callejero en toda regla.
Estos 2 jugadores venían en alguna promoción, son los únicos que conservo.
jugadores artesanales supervivientes curtidos en mil partidos.